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Mi verdulera boliviana, este mediodía mientras le compraba naranjas, uvas, bananas, peras y paltas para consumo hogareño de Mariquita Delvecchio.
La chica trabaja sábados, domingos, feriados por default, además de los días de semana, con su awayo cargando a su bebé. No se hace planteos ideológicos sobre derechos al descanso ni baja discurso alguno apologista de la vagancia, como es común escuchar en los europeos (y europeas) que han impuesto en los puestos de producción argentinos horarios limitados, comida del mediodía, café de la mañana, té de la tarde, salidas cada hora para fumar, días de fiesta y puentes, una jornada por semana trabajando desde la casa bajo la categoría ridícula del "home-office", que el jueves se trabaje menos porque el día siguiente es viernes, que el viernes no se haga nada porque viene el sábado, que el lunes sea a media máquina porque se alcoholizaron y se drogaron el fin de semana mientras bailaban en un festival con otros alcohólicos y drogadictos, o sea todo lo que sea necesario para defaultear las obligaciones laborales.
Mi verdulera barrial es de la helada Potosí, Departamento de Potosí, Estado Plurinacional de Bolivia. Sus hijos serán clase dominante en Argentina. Los hijos de los actuales europeos serán resaca de la historia y se disolverán en la irrelevancia social. A lo largo de los tiempos, los bárbaros siempre vencieron a los civiles. Porque el dominio de la sociedad pasa por trabajar más que los demás, trabajar da poder, ser un vago es perder el poder.
Las advertencias fueron debidamente presentadas