recordatorio de que nacimos condenados. Condenados a vivir en una sociedad indiferente, individualista, irresponsable, infantil, floja, despreocupada y pare de contar cuanta desgracia resalta en el día a día de todo aquel que ha vivido en Venezuela. No solo eso sino que somos los hijos, criados y amoldados en una amalgama de todo lo anterior mencionado, estamos sentenciados a vivir con esa carga el resto de nuestras vidas.
Como es nuestra corrupción la que nos hace salir de nosotros mismos, la que nos vuelve eficaces y fecundos, la prisa por producir nos denuncia, nos acusa. Y puesto que todo lo que llevamos a cabo procede de la perdida de la inocencia, no es sino mediante la denegación de nuestros actos y el asco hacia nosotros mismos como podemos reivindicarnos.
No estamos en los tiempos mas refinados, ni siquiera los mas complicados, sino los mas apresurados.