El problema de la proliferación de la tecnología y el abaratamiento de costos en Argentina es que es un país lleno de cabezas de tacho que nacieron cabezas de tacho, crecieron cabezas de tacho y morirán cabezas de tacho.
Y no estoy hablando exclusivamente de las villas o de las clases bajas, para nada. Que los tienen, sin duda. Como los tienen las clases medias y altas, que es incluso peor. Porque hay muchos conchetitos de mierda y nuevos ricos que, vaya uno a saber por qué carajo, admiran y quieren hacer propia la cultura de gente que nació en situación marginal. Porque no, PELOTUDO MAYÚSCULO, si naciste en una casa con una habitación por persona, si tus viejos nunca se tuvieron que preocupar por si podían, literalmente hablando, llevar un plato de comida día tras día a la mesa, no tenés absolutamente nada que ver con la cultura de esa gente.
Culturalmente hablando es el producto de gente excretada por la sociedad, nacida y crecida entre la basura, y qué le puedo pedir al pobre pibe que es hijo de hermanos y que le dijeron que su abuela es su vieja porque la pobre piba que lo parió tenía 13 años cuando lo hizo; su cultura es, hablando sin tapujos, mierda, y no lo digo como un desprecio a ellos, sino como la descripción de una mera y entendible consecuencia de nacer y crecer en ese entorno. Pero lo que es el colmo es que gente que nació con otras oportunidades y que tuvo la suerte de recibir otra educación se revuelca alegremente en esa mierda. Que en definitiva sería problema de ellos, si no fuera porque no se conforman con revolcarse en la mierda, sino que además la salpican cuanto pueden hacia sus pares.
Porque así como los cabezas de tacho que se consiguen celulares de dudosa procedencia entran prepotentes a los medios de transporte público a romperte las pelotas con su cacofonía insufrible a volúmenes fastidiosos, haciendo saturar el celular -y me cuesta decidirme si eso empeora la cagada que escuchan o disimula sus defectos-, algunos nenes de papá, también cabezas de tacho, ayudados por tecnología creada para grandes estadios y eventos multitudinarios, se ponen a joder a varias decenas de familias con parlantes poderosísimos que hacen temblar el piso. Parlantes que directamente deberían estar prohibidos para eventos en predios que no estén a una distancia razonable de las residencias ajenas, ni se diga en aquellas que forman parte del casco urbano y tienen vecinos a muy pocos metros.
Ahora, si yo voy y me pongo a cagar en el patio de su casa, ¿no viene la policía a desalojarme violentamente de ahí, y posiblemente hasta me hagan pasar la noche entera en la comisaría? Y si yo no puedo ir a soltar alegremente mis feces donde se le antoje evacuar a mi intestino, ¿por qué mierda me ponen esa diarrea sonora a todo volumen durante toda la puta madrugada? Pero la recalcadísima concha de sus putísimas madres, váyanse bien idos a la PUTA QUE LOS PARIÓ, mononeuronales de mierda, abortos culturales, qué puta necesidad tienen de romperle las pelotas a los demás hasta cualquier hora, así sea Año Nuevo. ¿No les basta con joder durante casi una hora con rompeportones y bombas de estruendo cuando reciben al nuevo año? Hijos de una gran puta.
