Nací pobre y la única opción de ascensión social que tengo es la universidad. Y aún así, gracias al nepotismo, la universidad nisiquiera es suficiente; se necesitan habilidades que no se enseñan ni en la universidad ni en las instituciones de educación previas, son pasadas por tradición oral entre pares de la misma clase social, casi como por telepatía, para hacer aún más excluyente la distinción entre "nosotros" (la gente de clase social alta) y "ellos" (la gente de clase social baja, como yo).
Por supuesto, esto es sólo un camino de muchos que puedo tomar: puedo conformarme en mi pobreza y vivir una vida modesta sin molestar a nadie; puedo asesinar a algún político importante y ser torturado en prisión; puedo atarme explosivos al cuerpo y hacerlos estallar dentro de un banco lleno de gente, pero la excluyente que prima es que nunca, jamás, podré subir la pirámide de las clases sociales sin la universidad ni el Ius Sanguinis de la clase alta.