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Es que es inevitable cuando trabajan en team. Hay dos clases de putitas: la perra putona y las sidekick. La perra está bien putona, y bien buena, y es perraza para moverse. Si vas por primera vez a atenderte con un team, es la perraza la que te atiende, y te hace una buena pega. De esa manera quedas empotado, y empiezas a juntar las lucas para ir la siguiente semana.
Pero cuando vas a la siguiente semana, te hacen la rotación y te toca la atención con una de las sidekick, que no son tan atractivas, pero igual le ponen empeño. Ahí te das cuenta que chantar la rata es un acto generoso cuando aceptas a la mujer que te tocó. En el fondo la perra lo que hace es delegar la pega. También es porque andan en sus días y no pueden atender.
Pero como en cada team hay de 5 a 8 mujeres, y cada vez que vas te toca una distinta, siendo que las otras te reciben y te saludan, entonces empiezas a agarrarle el gusto a la fantasía hecha realidad de culear cada semana con una mina distinta. Lo mejor es llevar regalitos como chocolates, para que entre todas coman y golosineen. Y te agarran cariño incluso.
Pero lo mejor de lo mejor, es que cuando llevas un tiempo en esta rutina, te invitan al debut de las recién llegadas, que las más de las veces son inexpertas y tímidas. Estamos hablando obviamente de mujeres adultas, pero como Perú es un país menos libertino, las que llegan de allá tienen la misma experiencia de una mina de catorce años. Entonces son minas que no cachan nada, y de verdad agradecen que las abracen, que les den besitos cariñosos, y que no todo sea un culeón a la rápida. Pero recuérdalo, loro, no puedes darles besos en la boca, porque esos son sólo para el enamorado.