Las armas no son la respuesta a ciertos problemas sistémicos que llevan a cometer ciertos delitos. Dicho esto, el derecho de autodefensa va más allá de las leyes comunes y corrientes, siendo el humano, como persona en sociedad, sujeto de derechos inalienables, y si la herramienta más efectiva para la autodefensa es un arma de fuego, bienvenida sea. Si bien el uso legítimo de la violencia lo monopoliza el Estado, éste no puede sobreponerse a aquellos derechos inherentes al ser humano, en especial tomando en cuenta los numerosos atentados del Estado chileno contra los habitantes del país. Si bien lo anterior no indica que debiese existir una nula regularización de los medios para la defensa de la persona, los medios de control y regularización existentes en Chile, han probado ser inefectivos e ineficientes ante las armas fuera del marco legal. Lo anterior no sólo afecta a civiles desarmados y a la seguridad interna, también perjudica a aquellos que cumplen las leyes y desean poseer un arma de fuego o poseen una, debido a las restricciones y diversos procesos para obtener una legalmente. Si el temor de los tiroteos y muertes es el motivo para la restricción de las armas de fuego, sólo recuerden lo que sucedió con los camiones de carga en diversos países europeos, o el caso reciente de incendio intencional de Kyoto Animation. Quien quiera cometer tales actos, encontrará la manera, por lo que dichas restricciones, en gran parte, sólo afectan a quienes cumplen la ley.