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>Republicano por índole y por convicción profunda, no me es dado más que recapitular, en el carácter de narrador, las probabilidades que habrían surgido de esta tentativa ruidosa. En presencia de los antecedentes y de las circunstancias que mediaban, se puede inducir que Manuela de Rozas descendiente de una de las más ilustres familias españolas que vinieron al río de la Plata; familiarizada con las cosas y los hombres de su país; habituada al manejo de los negocios públicos; dotada de raras prendas intelectuales y morales; respetada por todos los hombres de alcurnia y de posición, fueran unitarios ó federales; ídolo de las muchedumbres, no habría podido desconocer las exigencias de la situación que ella crearía ante una resistencia que debía tratar de desarmar para que su gobierno fuese un poder reparador de los desastres que se habían sucedido.
>Desde este punto de vista, el gobierno hereditario que tentaron establecer los federales de 1841 con doña Manuela de Rozas, tenía en la República Argentina fundamentos más sólidos, legitimidad menos discutible y probabilidades de éxito mucho menos dudosas que el protectorado inglés, el protectorado francés, la monarquía incana «con el cholo bastardo de Huayna-Capac», como decía el padre Castañeda; la monarquía borbónica, con el infante Francisco de Paula, surgida á causa de la ruptura entre el rey Carlos de España y su hijo don Fernando; ó con el príncipe de Luca y la ayuda de la princesa Carlota del Brasil; que trabajaron respectivamente Rodríguez Peña, Relgrano, Rivadavia, Pueyrredón, Sarratea y Garcia durante el primer cuarto de este siglo, contando con el apoyo de casi todos los prohombres de la revolución de 1810, pero sublevando las iras de los pueblos argentinos, á pesar de que el Congreso de Tucumán había ya sancionado el régimen republicano.
>Entonces se trabajó una verdadera monarquía, calcada naturalmente sobre las bases de las que suscribieron la Santa Alianza. Lo que tentaron establecer los notables del año de 1841 fué una federación de Estados con un Poder ejecutivo inamovible, y sobre la base, ya establecida por el mismo Rozas en el Tratado Litoral de 1831, de la autonomía de las provincias, las cuales delegaban en aquel poder las atribuciones inherentes á los intereses nacionales, reservándose su soberanía en todo lo que concernía á los intereses particulares. Un régimen que armoniza y resume sin violencia las dos grandes tendencias que se disputan el predominio en las sociedades políticas: la de los conservadores autoritarios, y la de los innovadores que se inspiran en las corrientes diarias de la democracia pura. Fiel trasunto —por lo que hace á la idea fundamental— del gobierno inglés tal como lo quiere y lo trabaja Gladstone, sin lores que se sienten en la cámara alta por derecho de primogenitura; y sin mayores prerrogativas que las necesarias para el desenvolvimiento del sistema representativo. Expresión más acabada que la monanquía democrática de Noruega y Suecia, que recién en 1866 abolió los cuatro estados de nobleza, clero, burguesía y pueblo. Por lo demás, dicho régimen cuenta con el concenso de Stuart Mill, de Bluntchilli, de Spencer, y de cuantos se han ocupado de la cuestión de gobierno en estos últimos cincuenta años, mostrando cómo el gobierno libre se encuentra desnaturalizado y pervertido á expensas de presidentes con facultades imperiales; de senados que por el modo como se componen, tienen más vínculos de complicidad con estos últimos, que con la idea conservadora del principio que debieran representar; y de un pretendido derecho universal de sufragio, que envuelve de hecho la negación del derecho de las clases dirigentes ó gobernantes de la sociedad, y le quita sus mejores fuerzas al régimen republicano.
Saldías, Adolfo. Historia de la Confederación Argentina, Buenos Aires, Félix Lajouane Editor, 1892, t.III, pp.284-286
https://archive.org/details/bub_gb_OEwCAAAAYAAJ/
Algunas paginas antes (277), Saldias narra el contexto en el que los dirigentes del federalismo toman la decisión unánime de proponerle a Rosas el gobierno hederitario y porque lo rechaza.