Así se forma un candidato ganador. Como ciudadano, veo con mucho temor el escenario que se está generando desde los medios de comunicación masivos, que sin ningún tipo de vergüenza ni responsabilidad, acrecientan la figura del diputado Olmedo con el paso de las semanas.
Se lo presenta como un outsider, como un simpático personaje con escasos modales. Él se jacta de ser un laburante, pide balas para todos, que agarren la pala, no acepta la diversidad de género y denuncia “ideología de genero” (sic). A su vez, como el exitoso recientemente electo Bolsonaro, ya pactó el apoyo de las iglesias evangelistas, que influencian una porción cada vez mayor de la población de nuestro país, sobretodo en barrios a donde el Estado aparece cada cuatro años para ganar votos, es decir, en una inmensa superficie de nuestras tierras.
Así, como quien no quiere la cosa, este impresentable y peligroso funcionario, del que poco se conoce más allá de su campera amarilla, sigue sumando votos y probablemente sea una “sorpresa” para las elecciones que se avecinan.
Alfredo Horacio Olmedo es un “empresario”: durante la década de los 90s, recibió de regalo 360 mil hectáreas en su Salta natal, tierras en las que se encargó de extirpar a los habitantes (campesinos y wichis) para desmontar y sembrar soja, de donde nace su capital. Tiene denuncias por trata de personas y reducción a la servidumbre de trabajadores a su cargo, un par de detalles sin importancia. Incluso AFIP relevó que más de 400 personas trabajan diariamente para Olmedo en condiciones infrahumanas.
¿Raro no? Que el Lagarto le diga “Olmedito”, que en América TV y El Trece sea casi un panelista más, y que nadie le pregunte por esto. El periodista Ignacio Corral dio el dato clave: entre agosto y octubre de 2018, Olmedo fue entrevistado 41 veces, siendo la tercer figura pública más solicitada del país.
Al principio, todos nos reímos de Trump, Bolsonaro y Macri. Y bueh… Se viene Olmedo, amigos y amigas. No hay que tomarlo como un chiste, debe ser preocupación. No temamos decirle F A S C I S T A a un fascista, hay que llamar las cosas por su nombre. Este diputado es un irresponsable, un xenófobo, homofóbico, practicante de la post-verdad y un ignorante, y todo eso sin mencionar sus actividades comerciales… No nos sorprendamos cuando en unos meses, reciba una catarata de votos en una sociedad harta de los partidos tradicionales y con cada vez menos instrucción, en tiempos donde las FAKE NEWS deciden el futuro de los países. Y no estoy siendo tremendista.