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>¿No era que la +onería es secreta?
La Masonería nunca fue secreta; antiguamente las reuniones se convocaban en los diarios locales, y hoy día se convocan a través de las redes sociales. Todos los templos masónicos del mundo están señalizados, aparecen en los mapas, y regularmente se celebran visitas guiadas y eventos culturales abiertos al público.
De hecho, en muchos países organizan desfiles anuales.
Ocurre que, en algunos lugares y momentos históricos determinados, los masones tuvieron que ocultarse por cuestiones políticas: por ejemplo, en muchos países del mundo islámico, la Masonería está prohibida por ley.
En general, a los regímenes autoritarios no les gustan las instituciones que promueven el libre pensamiento.
Lo que sí tiene la Masonería es una serie de símbolos que todos los masones juramos no revelar: son los saludos, signos y palabras propios de cada grado masónico, que encierran enseñanzas filosóficas. Esos son nuestros "secretos", entre comillas grandes como elefantes, porque aparecen en el primer resultado de Google y en cualquier libro o documental de NatGeo sobre Masonería.
La causa de que existan estos "secretos" es que la Masonería es una institución iniciática: parte de la premisa de que a medida de que las personas atraviesan ciertos momentos de su vida que llamamos "iniciaciones", se convierten en individuos cualitativamente distintos de lo que eran antes. De la misma forma que no esperamos lo mismo de un niño que de un adulto, ni un ciudadano tiene las mismas obligaciones que un juez, las instituciones iniciáticas sostienen que un aprendiz no tiene las mismas responsabilidades que un maestro.
Esto es simbólico, por supuesto: aprender una "palabra secreta" no nos hace personas distintas. Pero poner en práctica sus enseñanzas todos los días puede ayudarnos a progresar como personas. Así, los "secretos" son símbolo de los compromisos y responsabilidades que los iniciados asumimos para con nosotros mismos.
Por lo demás, los masones en general somos bastante abiertos con respecto a la Orden. A esta altura muchos choris saben quién soy, y aparte mi logia regularmente organiza eventos culturales en la sede central de la Gran Logia de la Argentina, así que mi identidad difícilmente sea un secreto. Sólo intento mantener un grado mínimo de prudencia acorde con la realidad de los Intertubos.