No soy buena persona. Me programaron para ser buena persona, para que fuera un elemento controlado, pero así no se vale. Tengo que desprogramarme. Bombardear la cabeza con bioquímica no sirve.
Una vez estaba tan drogado que una voz me decía "Tanto que quieres ver a Shiva haciendo su trabajo, mira, ahí está" y yo decía "no quiero verlo, no debo, es sagrado". Sabía que en el momento que lo viera no habría marcha atrás, sabía que terminaría siendo odiado por la divinidad. Era como contener un orgasmo con toda la fuerza posible.
"Mira de una vez, tanto que quieres"
"No"
Y ahí estaba. Un bombardero azul levitando a cien o doscientos metros de un campo de batalla que bombardeaba con misiles que salían expulsados desde las parte inferior del estómago a tremenda velocidad sobre trincheras y barro destruyendo conexiones neuronales. Tenía sus brazos extendidos como jesús, su cabeza diminuta en donde debía estar la propela, su tronco era parecido al de un Jet Douglas DC-8 pero tan hinchado como el tronco de un árbol de seis mil años.
Era espectacular. Era Shiva el destructor atrapado en la hierba. A ves me pregunto porque no me han matado.