>>367013
> It's called "Falkland" for a reason, you stupid bullfuckers.
Posteó el alemán, con una expresión sarcástica en la cara, iluminada sólo por la luz de la pantalla. Mientras tanto, solo unos metros sobre el sótano en el que vivía, se escuchaban gemidos femeninos. Provenían de la madre del alemán, una mujer divorciada en sus cuarentas, zurda como rebelión en contra de su padre, que había accedido a alojar a una docena de inmigrantes africanos y de la Asia menor. Dos musulmanes le estaban ensanchando los orificios, ella aullaba de placer. Quería ser impregnada por estos machos orientales, para poder redimir los errores racistas de su país. Quería diluir su linaje genético hasta la inexistencia, para liberar al mundo de la sucia raza germana, que había traído sólo desdichas. Así le había enseñado su querido maestro, el profesor Rotstein. Gracias a él se libró de la opresión patriarcal en la que había sido engañada, lamentablemente se iluminó demasiado tarde, cuando ya había dado luz al hijo del demonio blanco de pelo rubio. Los musulmanes empezaron a jadear más fuertemente, alcanzando éxtasis, llenándola de la semilla redentora. La soltaron al piso, la pisaron, y le escupieron, llamándola "rubiecita puta". El alemán no ignoraba nada de esto, es más, se masturbaba al oír a su madre ser violada y fantaseaba con el amarronamiento de Alemania. El alemán agarró su minuscula erección, y en unos instantes el líquido salía por sus orificios. El alemán escucho el abrir de la puerta. Se giró y vio una cabeza oscura asomarse. El alemán se dio cuenta de lo que iba a pasar. El momento que esperaba todos los días había llegado. El negro se asomó completamente, con verga en mano. El alemán se bajo los pantalones, exponiendo sus obesos glúteos, cubiertos de celulitis, y los separó con sus dedos regordetes, temblando de anticipación. El negro clavó su hombría en el alemán, que emitió un gemido femenino. Su ano fue destruido, pero a él le gusto, el siempre quiso ser dominado por un hombre fuerte, ser una mujer.
Cuando el negro se fue, el alemán cargo la página una vez más, en una búsqueda patética de atención.