Un pais sin las taras mentales del europeo ni el té con leche
El europeo va a comprar verduras al amerindio. El europeo le habla de Marx y Hegel. El amerindio asiente, cuenta el dinero. El europeo vuelve a la casa, no se baña porque es invierno, quizás habla mal de un neoliberalismo imaginario en Facebook.
El amerindio trabaja hasta las 9 de la noche, cierra la persiana, se caga de risa con la mujer de las pelotudeces que dijo el hombre blanco roñoso del monoambiente. El amerindio duerme feliz, mañana va a señar la Hilux en el concesionario. El amerindio está en armonia, esa armonia que te da el triunfo inevitable.