>hombres: honestidad en critica y en sentimiento ante la derrota
<mujeres: mentir y ocultar critica honesta para crear una falsa imagen de empatía
Todo hombre ya mentía desde los tiempos de Salomón; pero entonces la mentira, vicio natural o capricho del momento, no era aún, como se volvió después bajo el bendito reinado de las mujeres, una necesidad y una ley. Así como la naturaleza dotó al león con garras y dientes, al elefante y al jabalí con colmillos, al toro con astas y a la jibia con tinta que enturbia el agua, también dotó a la mujer con el arte de fingir para protegerse y defenderse, y toda la fuerza que le proveyó al hombre, bajo la forma de vigor físico y de razón, se la concedió tan bien a la mujer bajo la forma de las mencionadas cualidades. Por ende, la simulación es innata en la mujer y propia tanto de la estúpida como de la inteligente, en casi igual medida.
Hacer uso de ella en toda oportunidad es natural en la mujer, así como es natural para aquellos animales usar de inmediato sus armas frente a cualquier ataque. Tal vez sea imposible encontrar una mujer en verdad sincera, que no finja. Más, por la misma razón, las mujeres descubren muy fácilmente la simulación ajena