Heavy como en la infancia, la lascividad de hombres mayores adelantaron nuestra etapa de cuerpo infantil/cuerpo erotizado. Recuerdo que a los 11 años fui por primera vez a comprar sola a la feria para aprender a elegir la fruta y en el camino comencé a escuchar bocinazos y conductores asomados por la ventana gritándome cosas y eso me hizo sentir avergonzada y desconcertada "oh, le gusto a ese señor?". A otras amigas esto mismo hizo que caminaran encorvadas para que no las miraran como seres sexualizadas siendo niñas. La percepción de nuestro cuerpo ha sido para muchas determinado por la mirada masculina, que en general termina enseñándonos que somos para un placer ajeno. Nuestro cuerpo es un fetiche y la calle es una pasarela.