>>39102
Kek. Negro, a mi me pasa una vaina bien curiosa cuando me piden comida. Usualmente, cada vez que escucho un;
>Señor, podría regalarme un poco de comida?
Se me calcina el culo hasta más no poder. Literalmente me da arrechera. Y, en ocasiones, les digo "ya va" mientras me calmo, en otras ocasiones digo no de plano. Pero sea un ya va o un no, siempre termino dándoles. La última fue algo así
>Yo comiendo con jevita
>Hablando paja
>Señora, no muy vieja entre 40 y 50 años de edad, se acerca
<Señor, disculpe la molestia, podría regalarme un poquito?
>En este punto yo me estaba comiendo un tequeyoyo, y ya se estaba terminando
>Al escuchar su pedido, levanto la mirada con arrechera y le digo "ya va"
>Le pego otro mordisco y le doy
>Al darle, mientras mi jevita sigue hablando, yo empiezo a irme del mundo y concentrarme en mis pensamientos
>Pensar, que a esa edad, probablemente en algún momento no estaba en esta situación. Pero la misma condición económica decadente del país la ha obligado a llegar a este punto
>Pedir en ventas de pastelitos para comer algo
>De la nada, escuchar un tono más alto de lo común de mi jevita
>Esa verga fue una pregunta
<Me estáis parando bola?
>No, me había ido
<Ah bueno, lo que te decía era…
>Al rato, compro una pieza y se la doy. En conjunto con un refresco que yo había comprado pero no nos cupo.
<Ay Dios mío señor, muchísimas gracias, gracias.
>D-dale
A veces es arrecho no sentir empatía con ese tipo de personas. Obviamente siempre está el pidión grosero que uno preferiría que lo agarrara Dorangel. En este país, con la situación actual, uno debe tener mucho cuidado con las decisiones que tomamos, mucho más que en cualquier otro país. O, por una mala decisión podrías encontrarte, sin querer, obligado a hacer cosas humillantes solo para poder comer, sobrevivir.
Por allí decía un amigo mío, el hambre es la necesidad más perra.