Viajar desde La Lagunita al Palacio de Miraflores, en carro,
un viernes a las siete de la noche, puede tardar más que volar de NY a
Caracas. La tranca infernal no distingue clase ni vínculo político. La
vaina simplemente no se mueve.
A la altura del CCCT un grupito de supuestos buhoneros se
puso a atracar carro por carro. Scarlet se asustó cuando vio sus
pistolas. Yo pensé que quizá era bueno que ella se fogueara viendo un
poco de aquello, para que dejara la mariquera y entendiera que esta
tierra es seria.
Uno de los malandros apuntó a Pantera a través de la ventana
de la camioneta con una Magnum Millenium bien cuidada. Scarlet gritó
del miedo. Pantera apretó un botón, hizo sonar una alarma y dijo por un
micrófono.
—Está blindada, peluche. Corre que es la autoridad.
El malandro bajó su arma, hizo un gesto de disculpas y salió
corriendo.
Scarlet quedó friqueada y se le quitaron las ganas de mudarse
a Venezuela. Me preguntó dónde estaban los policías. Que si no había
cámaras, etcétera. Yo le expliqué que la vaina se había jodido porque
gracias a la revolución había demasiado dinero en la calle, y eso tenía
a los choros vueltos locos. Pero el gobierno estaba tomando medidas
para reducir la criminalidad, y había juramentado a las brigadas del
pueblo, que seguro harían un trabajo importante… bla bla bla… No sé
por qué con Scarlet me ponía demasiado oficialista. Quizá en el fondo
la veía como a una futura Hillary Clinton y estaba sentando las bases
para una buena relación bilateral.
A todos los güevones que estaban alrededor les quitaron sus
BlackBerry y sus iPhone, los reales que traían en las carteras y
cualquier otra vaina portátil que tuvieran a bordo. Nadie opuso
resistencia. Eran todos prisioneros del tráfico. Nadie se iba a poner a
pelear por cosas materiales. Era gente sensata, dentro de lo insensato
que es andar por Caracas en un carro sin blindar.
Las compañías telefónicas reportan cinco mil teléfonos
robados al día en todo el país. Cinco mil becerros diarios se quedan
sin celular. Otros cinco mil compran teléfonos robados que algún día
les van a robar. Es el ciclo de la vida. Hakuna Matata. Todo bajo
control.