>>28105 (OP)
>es una sensación horrible, se va al rato, pero eso no quita que sea escalofriante el hecho de que lo pensaste
Eres la primera persona que leo que realmente pensó en el suicidio y no era shitpost o un underage que no sabía lo que decía.
Y aún así, no has contemplado todo el horror detrás del suicidio.
Tu propio sufrimiento que te lleva hacerlo o tan si quiera a soñar en ello, el abismo insondable que hay después de la muerte, tus amigos, hermanos, padres, abuelos, pareja y/o hijos que tendrán que ver tu cuerpo muerto, dependiendo claro de que imagen quieras dejarle, un cuerpo todo deformado colgando de un techo o una pared pintada de rojo carmesí con relieve y un cuerpo sin cabeza.
Contestando tu pregunta sí, nunca me gustó la idea desde el primer día, y sí, siempre sentía como se me helaba la sangre cada vez que esa idea pasaba por mi cabeza, pero parecía más una idea maliciosa que quería atormentarme, que me decía que me suicidara más para lastimarme que para convencerme de que lo haga, o lo que es peor, confiando en que con una frontal, irritante, constante e indetenible reiteración fuera calando en lo más profundo de mí hasta quebrarme y que por fin terminara haciéndolo.
En cualquier caso siempre pensé que no era opción, que era más cobardía que una solución, pero por sobretodo lo que más odiaba de eso, es que de hacerlo, lejos de ser una respuesta era la confirmación de que todos mis problemas eran más que yo, y no estaba dispuesto a darles ese gusto.
Lo que a veces me deja pensando es como cuando estas en esa situación, cuando estas en ese poso profundo, tan solo, tu cabeza solo puede pensar en tí, no por egoísmo, sino por aturdimiento por asedio, estas tan acosado por tus problemas que quedas insensibilizado a todo menos tu propia vida y ves como poco a poco esta también comienza a importarte cada vez menos, por eso el "yo" es en lo único que puedes pensar. Ahora cada vez que escucho sobre un suicidio, me llega de cerca, me pongo en el lugar de esa persona, y pienso en todas las personas que ahora sufren por su muerte y como aquella persona sin vida no pudo pensar en ellas, tal vez, si hubiera recordado que aún habían personas en este lugar que aún la querían, que la siguen necesitando y que en verdad y de corazón querían ayudarlas tal vez no lo hubieran hecho, tal vez de saber que ahora esas personas sufren por su causa, hubieran aguantado un poco más hubieran derrotado esa enfermedad y hubieran hecho sufrir menos a esas personas y hasta haberles dado una alegría o mejor dicho, más de una.
Ahora cada vez que escucho de un suicidio digo gracias por aún estar vivo.