El juego, naturalmente, no acaba allí. De lo contrario, acaba de comenzar. Así como esa chispa de deseo encendió el fuego de la pasión, esa misma llama primordial se asienta en su interior y se expande, consumiendo todos sus pensamientos y emociones. Cada encuentro con su amante, cada nueva posición, cada juguete nuevo que se adiciona al juego de la lujuria y la aventura desenfrenada representan una nueva llama, flameante y poderosa, más ardiente y potente que su predecesora. No dudes, ni por un segundo, que ella haya hecho algo nuevo con este individuo que nunca se atrevió a hacer contigo. ¿Y por qué habría de limitarse? Esto es, después de todo, el punto del juego. La razón de su existir. Lejos de las ligaduras sofocantes de sus lazos de relación formales, ella se siente libre y empoderada, rindiéndose sin límitantes absurdas al hedonismo sin barreras. Podría decirse que este ser masculino la hará sentir cosas que no solamente nunca la hiciste sentir, sino que nunca podrías.