Capitulo 107, que trata de la llegada del ingenioso hidalgo don quijote de la mancha a una taverna oriental de honor dudoso, y habitantes anónimos
Quedose asombrado el hidalgo cuando abrió de par en par las portam de aquella taberna inmaterial ubicada en las indias orientales, más asombra a suceño la ligereza de la lengua de sus habitantes contra su patria, que es como insultase a la propia madre con infulas de engaño marital, el cual era tema y figura común entre los habitantes de aquella rara taberna. Mientras el caballero de la mancha sentase a ordenar un vinaceo de Mendocilla a su oreja alcanzaron las palabras impuras de los parroquianos contra ciertas mujeres que vestían vestidos poco abrigados en honor a lejanos bellacos del oriente
-Sancho, escucho injurias profanas contra el honor de ciertas damas, esto no debe continuar!
-Calma mi señor, que las costumbres locales son pocas honrosas, más no debemos invertir cólera en hombres sin rostro
-Tonterías¡ el deber de un caballero es proteger el honor, y allí donde esté no se allá meritorio es crearlo
Empujado por su sentido del deber, el hidalgo levantó la mesa en el aire desparramendo alcohol y concentrandose la atención en la desbolida actitud de aquel caballero escuálido
-Os digo ahora, escuálidos hombres sin rostro, que vostra actitud inhonorable no pasa desapercibido ante la mirada celante de un caballero como yo, dedicadose a proteger la moral y buenas costumbres
-entrometiose usted en asuntos espinosos, como pajar y un millón de agujas- dijo un bebedor de chismes de nombre numeroso
-es la honra y acción de un caballero meter narices en criadero de rufianes y enderezarles como ferrero a la espada floja
-Nuestros asuntos son con las damas que visten erotismo y no decencia, eso es propio de la mujer promiscua
-más promiscua es vesta lengua, que mezcla opiniones personales con el honor de unas damas.
A continuación el hidalgo deseinvana su espada, provocanse una actitud de miedo y cobardía entre los habitantes de la taberna, que al parecer eran de lengua filosa pero soldados de pacotilla
-locura! - dijo un señor de aspecto obeso
-mayor demencia es la que conocereis si vuelvo a escuchar injurias contra el honor ajeno-
Todavía en conciencia frizada los habitantes no tuvieron otro camino que callar sus parloteos