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>Para los oldchoris que vivieron la epoca, cuales eran sus programas favoritos?
Top Kids, obviamente.
Al año de que nací mi viejo se mandó a mudar y mi vieja empezó a tomar y a oscilar entre periodos de violencia y de depresión. En casa la pasábamos bastante mal. La primera vez que traté de matarme tenía 11 años. Terminé en el hospital, pero como era un choricito de con cara de boludo, interpretaron que me había caído, y no pasó a mayores. Mi vieja vino, me preguntó si estaba bien, me dio un beso en la frente, se volvió a casa y me dejó en observación solo.
Mi hermano se dio cuenta de que había algo raro, y se vino de Tucumán para hacerme el aguante. Al toque se dio cuenta de que no había sido un accidente. Me hizo prometerle que no lo iba a hacer más [jaja :(], y como sabía que Mortal Kombat era mi vida, para sellar el pacto me compró la Top Kids que venía con el muñeco de Sub Zero.
Me voló la gorra: mi cerebro de microchori nunca había hecho la relación de que podían existir muñecos o revistas de MK. Debo haber releído esa revista unas 1000 veces, y dormí con ese muñeco debajo de la almohada hasta que mi vieja me internó y tiró todo lo que había en mi cuarto.
Al mes mi hermano volvió a casa y empezó a comprarme la Top Kids todos los meses. Por primera vez en mi vida tenía algo que los pibes del cole no. Mis compañeros de banco empezaron a venir a casa para jugar con los muñecos: les sacábamos fotos con una cámara de 35mm berreta, hacíamos vaquita para revelarlas, las recortábamos, y hacíamos cómics de MK.
Al año siguiente mi hermano encontró una tele blanco y negro en la calle, y empecé a ver el programa de Top Kids en la tele. Me despertaba como dos horas antes, me vestía, cocinaba, preparaba todo, y a las diez en punto estaba clavado delante de la tele como el nerd que era. Después salía corriendo al colegio y contaba lo que había pasado en el programa. Me acuerdo que fue mi primer contacto con el Street Fighter II Turbo, y que mis compañeros me tuvieron que explicar como un año después que Ryu y Ken se diferenciaban por el color de la ropa.
Esa navidad se había organizado en un predio de Avellaneda un evento de caridad para que la gente lleve juguetes y alimentos no perecederos. Había un Papá Noel, un sorteo de un jeep eléctrico re groso, etc. Mi hermano me llevó, en parte para ver si mangueaba algo para mí, y en parte porque estaba Marzolini, que lo habían puesto de técnico de Boca un par de días antes. Nos morfamos como tres horas de bondi, pero valió la pena, porque cuando llegamos estaba Pablo Marcovsky organizando un torneo de MK.
Hasta ese momento yo solamente había jugado con mis compañeros, así que pensaba que era el mejor jugador de Liu Kang sobre la faz de la Tierra, así que mi hermano me anotó. Me tocó con pibes más grandes que yo, y me llenaron la cara de dedos, así que me largué a llorar como un pelotudo. Pero Pablo vino, me acarició la cabeza, me dio una remera negra con el logo de Top Kids, y me dijo que me quería ver el año que viene para que le mostrara cuánto mejoré.
Fue el día más feliz de mi vida.
Al año siguiente sacaron Top Kids de ATC, así que no hubo torneo, aunque por suerte la revista siguió saliendo, y el muñeco de Goro es lo mejor que le pasó a la industria juguetera argentina.
Perdón por el blog.