Cuando era un Choricito Jr. me juntaba con un grupo de personas que frecuentaban Alterna.
En ese grupo había una gordita feucha de cara pero con buenas tetas que era terrible trola. Se vestía con una pollerita a cuadros roja y negra, medias siete octavos, y nunca usaba bombacha. Le invitabas un vaso de cerveza, la mina se empezaba a cagar de risa como si se hubiera tomado diez séptimos regimientos al hilo, y a los dos minutos la tenías mordiéndote la oreja y frotando la concha peluda contra tu bulto.
Obviamente se había garchado a medio Alterna, por lo general in situ.
La mina era famosa porque cuando te la garchabas se hacía pis encima. No sé si era un fetiche suyo o una condición médica, pero cada vez que se la metías duro le salía un chorrito de pis. Al final de la noche podías reconocer a los que se la habían cojido porque andaban con olor a meo y cara de "a caballo regalado".
En quinto año quedó embarazada, el padre la obligó a hacerse un aborto, y la mandó a vivir a no sé dónde del interior para que se le quite lo puta. La última vez que le revisé el Facebook estaba esperando una bendición.
Aunque es cuatro o cinco años más chica que yo, parece del doble de edad de lo echa mierda que está. Pero si pudiera viajar al pasado, me gustaría pegarle otra garchada, aunque me deje todo meado.
No sé por qué les cuento esto. Taras de viejo choto. Prosigan.